FACTORIA-DE-LUNATICOS

Thursday, October 26, 2006

"nacido para resucitar a un hermano muerto"
(Con ocasión de la nueva actualidad cobrada por el tema cuestionado en el presente artículo, agradecemos al autor del mismo y al editor de la revista LUXX -donde fue publicado en primera edición- nos hayan autorizado su reedición en los espacios de esta FACTORÍA DE LUNÁTICOS)

“No existe ni existió impedimento de manipulación genética alguno para que Dolly, la famosa oveja, pudiera nacer, ni tampoco los hubieron -como era razonable- para rescatar de la extinción a cualquiera de las especies animales que poblaron o pueblan la tierra…¡excepto cuando se trató de la siempre jodida especie humana!”.


Constatar que nuestra sociedad post-contemporánea se halla inmersa en un oscuro aunque opulento "potaje" de fecundas ideas, tecnologías y conocimientos -y permítaseme esta licencia del término "potaje" como expresión metafórica y urgente de la complejidad, volumen y riqueza de la actividad científica de nuestro tiempo.

Lamentablemente, sin embargo, la evolución en la esfera ética no ha sido pareja, sino muy al contrario sólo ha logrado ir a rastras -"a gatas", en el mejor de los casos- de aquélla, en tanto que el inmovilismo más grosero, inflexible y cavernario ha sido su excluyente motor.

Y puntualizo todo lo expresado en relación con la disparatada tragedia que significa que se anatemice y excomulgue, criminalizándola, la procreación de un embrión natural genéticamente seleccionado -que no configurado- en función de las condiciones de donación requeridas por un receptor, un hermano, en este caso, del donante condenado a morir irremisiblemente en ausencia de esta fraternal contribución.

Es decir, que nos hallamos ante la fecundación natural de un embrión nodriza, elegido por sus adecuadas características bio-genéticas para fines terapéuticos, que ni originará en su beneficiario hermano ni en él mismo sino ventajas y recompensas sin el menor riesgo de alteraciones patológicas, sufrimiento ni consecuencias negativas de ningún tipo. Pero que como siempre, el único y desfavorable estigma a este desinteresado y altruista proceso terapéutico se lo endosa, como es de rigor, el más aciago conservadurismo social encabezado y argüido por el analfabetismo moral y religioso más cobarde e integrista.

¿Desde cuándo el propio creador de la vida (por cierto, ¿donde se ha metido este sujeto?) vendría a oponerse (dando como probada la suya) a una práctica como ésta, cuya finalidad expresa no es otra que la de venir a prolongar y mantener en mejores condiciones la propia existencia que él mismo no dudó en regalar a los humanos?

Parece, sin embargo, inaudito que en pleno siglo XXI, pululen estas retrógadas e intolerantes ideas -y lo que es peor que haya autoridades e instituciones que las consientan- entre gentes que se auto-tildan como "gentes de bien". En realidad, gentes sin otro corazón que el suyo, y en el mejor de los casos, que el de los impresentables -llorones o no- propios de las publicaciones del "famoseo" y el gremio "cardiovisceral". Como también es inaudito que de modo análogo proliferen esa nueva camada de politicastos depositarios y custodios de la inflexible moral de la "carne viva" –más bien
de la muerta, diría yo.
Desalmados bucaneros que frente al sentido humanitario de esta filantrópica filosofía nos desafían con su bastarda retórica de la formalidad -el más puro y huero formalismo, en realidad- proclamando e imponiendo sin pudor alguno el inquisitorial decreto ley del más viejo y carca proverbio, el del "al pié de la letra".

Intocables intérpretes de una moral privada y farisea, se les atiborran los carrillos de soflamas intolerantes y sectarias en defensa del sacratísimo derecho a la vida, del que naturalmente nadie en su sano juicio duda, ni probablemente siquiera los mismísimos terroristas de Al Qaeda o los del resto de las demás ramas de descerebrados del horror, fanáticamente convencidos de que su actual inversión en muertes ajenas rentabilizará sin duda unos buenos beneficios vitales a los suyos.

El caso es que a aquéllos inflexibles epígonos de estos citados cultivadores del miedo, a quienes se les llena la boca de vida embrionaria, evitan hipócritamente, por otro lado, que se les llene también de muerte no embrionaria, la del hermano terminal o en pleno proceso de extinción. Esta es la verdadera certeza, que en absoluto les escandaliza la muerte de seres humanos vivos, hechos y derechos, la muerte de esos pobres desdichados, inocentes en todo caso y, por descontado, una vez más víctimas indefensas y condenados ahora por una de las más despiadadas interpretaciones ideológicas que de la ética perversamente entendida extraen estos reaccionarios verdugos, a quienes sólo interesan las muertes que ellos mismos diseñan, infligen y se perdonan.

Pobres, inermes y desamparadas criaturas, que ignorantes aún del sicópata desafecto y la carencia de piedad de tantos de sus inicuos congéneres inhumanos, sólo son susceptibles de ser salvados y rescatados de su terrible, inmerecido y canjeable destino mortal por unos "hermanitos nodriza" aún nonatos, a quienes esta retrógada y funesta cofradía de promotores de tumbas, pompas fúnebres, verdugos y muerte se ha empecinado en impedirles nacer.

ja cadenas
publicado en el nº 4
de la revista
LUXX
copycoright-05

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