FACTORIA-DE-LUNATICOS

Monday, January 08, 2007

“AL PUNKY LE SIENTA BIEN LA MUERTE”

("vivir perjudica seriamente la salud")


-Capítulo 4-
de la novela original de ja cadenas
copyright-1980


Aquella noche nuestro hombre se vio sobresaltado por una especie de sueño. Incluso para no ser sino un sueño, se trataba de algo inquietante, algo imposible a todas luces. Al cabo, sin embargo, de las horas de haber concluido semejante pesadilla continuaban tiritándole las muñecas. A decir verdad, permanecía con la misma agitación y agonía que había sufrido mientras estuvo encerrado en ella. Tal vez, no haya salido aún…

Al amparo de una reflexión objetiva, debo admitir que me hallaría falseando la verdad si, por un solo momento mis palabras hubieran contribuido a figurarlo como un sueño particularmente aterrador. Muy al contrario, me atrevo a asegurar que sólo se trataba de una normal y rutinaria pesadilla, aunque por razones que desconozco o que, en todo caso, no alcanzo a discernir con precisión, me proporcionó, paradójicamente, una de la más torturadoras impresiones de miedo que nunca antes había padecido.

Como afirmé, nada notable la excusaba del habitual aspecto onírico, excepto que advertí en ella una levísima aunque perturbadora sensación, cuya misma imperceptibilidad la volvía rara y desacostumbrada, significándomela distinta al común de las ensoñaciones. Tal, por otro lado, obstinada singularidad fue afectando de manera tan profunda e indeleble mi atención que, al poco tiempo, terminó por convertirse en su primordial y casi único objeto.

Se diría que fuese su paradójicamente rigurosa convencionalidad la que proyectándose en mi interior suscitaba en mí este innombrable y bastardo pavor que todavía me conmociona. Aunque, tal vez, y valorado a partir de una reflexión más serena, instintivamente yo comprendía sin la menor carencia de certidumbre que bajo aquel aspecto rutinario de la representación lo que en todo caso se me ocultaba no era sino su implacable presencia de verosimilitud, su imponderable grado de certeza, que yo evidentemente consideraba inverosímil, inadmisible, pero que se me sancionaba con una fuerza y un rigor imposibles de aceptar racionalmente. Y su, por otro lado, ilegítima pero, sin embargo, desmesurada carga de realidad, de “hiperrealidad”, para ser exacto.

Tales, sin duda, eran las razones aproximadas que excitaban la vehemencia de mi espanto, porque lo cierto no es que me hallara sujeto a los estremecimientos de un simple susto, es que me advertía asediado por un tormento que se me transmitía como una verdadera convulsión.

¿Quién desconoce que de las pesadillas se acaba siempre por salir con sólo hacer el esfuerzo intencionado de despertar? Tal deliberado propósito es suficiente para romper de inmediato la frágil apariencia del hechizo y sentirnos trasladados de nuevo al sosegado cobijo de la vigilia.

Sin duda se trata de un impulso salvador que, como en el salvaje oeste cinematográfico, emerge en el instante crucial de la trama para rescatarnos de las alarmantes zozobras de nuestro delirio. ¡Se que es un sueño –me digo-, nada más que un sueño, una quimera viscosa, una alucinación enrollada alrededor de mi pescuezo de la que voy a desembarazarme ahora mismo¡.

Pero el caso es que no, que ante esta encarnada y encarnizada pesadilla que se había apadrinado de mi mente, de mi pensamiento, de mis actos, que se había apropiado imperiosa de mi voluntad, de mis apetitos, que se había apoderado de mí, usurpándome, enajenándome, yo me sentía –me siento- inerme, transgredido, impostado…

Sin conseguirlo, intentaba enérgicamente persuadirme de que sólo se trataba de un inocente desvarío originado por el sopor, que tenía forzosamente que serlo puesto que yo me sentía con un grado de consciencia suficiente como para poder despojarme de él en cualquier momento.

Pero el caso es que tenía que despertar sin perder más tiempo so pena de precipitarme a los estertores de la mismísima nada…aunque lamentablemente mi coraje y mis esfuerzos parecían absolutamente vanos. Quizá es que debería imprimirles más vigor, más ímpetu, a fin de superar aquella maciza impotencia a la que no acababa de conseguir controlar….

¿Me hallaría acaso emparedado en los insalvables muros de una ensoñación de condición más rigurosamente real que la de la propia vigilia? ¿Me había vuelto loco de repente? ¿Qué demonios me estaba sucediendo?

Desconocía cualquier modo de escapar de aquella quimera, y para colmo, yo sabía que nadie dormía a mi lado aquella maldita noche que pudiera desvelarme antes o después.¡Me sabía a todas luces atrapado en un verdadero coma, en un coma irreversible! Había comenzado a sudar un espeso y gélido hedor que, como una verdadera pústula, se terminaba por endurecer al contacto con el aire mientras me atenazaba el cuerpo con extraordinaria presión: ¡me asfixiaba, Dios mío…!

¿Repararía alguien en mi presencia? ¿que me había quedado empotrado en aquel sueño?… ¿Me darían por muerto o terminaría por perecer finalmente de inanición al cabo de los días?…Tal vez volviera a despertar para reintegrarme de nuevo al mundo de la vigilia, al controvertido mundo de mis disparatados pero ahora añorados congéneres despiertos…

¡Dios mío, era terriblemente angustioso! ¿Pero qué podía un durmiente como yo hacer en una situación tan claustrofóbica y desesperada como aquélla?… ¿Habría alguien padecido un trance semejante?, ¿consiguió superarlo?, ¿existía algún modo de escapar…alguna solución a tan terrible disyuntiva? ¡Oh, Dios, Dios mío…!

Se percató de que no le restaban aptitudes sino para generar vanos y estúpidos interrogantes… que adolecía de cualquier disposición a darse respuestas o soluciones…¿pero y si todo fuera verdad? ¿y si tales confusas obnubilaciones pertenecieran de hecho a la pura y terrible realidad?…porque si así fuera, todos lo sabíamos, ¡de la realidad si que no se sale nunca!. A no ser de vuelta, claro está, al ámbito de las entelequias oníricas. ¿O quizá, sí? ¿tal vez exista algo afuera de ella adonde sea posible llegar?…¿Pero cómo?…La muerte, tal vez. ¡Oh, sí, cuando menos está la muerte!…

Claro que entonces ¿no sería preferible condenarse al sueño… aunque como éste fuera una maldición a perpetuidad…?

Con la esperanza de que existiera una probabilidad de retorno al mundo de la vigilia, subsistiría al menos un móvil, una esperanza para la supervivencia por muy aterradora que ésta viniera a presentarserse… Por el contrario, de ser cierto que se hallaba en pleno acontecer real, todo estaría perdido, podía darse por acabado…¡si de hecho así fuera, ya estaba
muerto!

1 Comments:

Blogger nana said...

Hace unas noches me desperté por la madrugada, y joder.. fue tan horrible la visión de mis sueños: la voz de la muerte se desgañitaba mientras la quemaban viva, y yo, sin boca y por tanto, sin gritos para poder expresar el terror que aquello me producia ni para intentar callar aquel infernal ruido con mi propia voz

Supongo que los sueños son así.. lo peor no es lo que vemos en ellos, sino la enorme capacidad de nuestro cerebro de horrizarnos como y cuando le apetezca. Como los niños, que despues de una pesadilla no quieren volver a dormir (por si acaso)

Me recordaste bastante a la metamorfosis de Kafka..

Por cierto, menudo curriculum el tuyo, ya me gustaría a mi acercarme aunque solo fuese un poco..

Pd: me gustaría conocerte (besos)

6:35 AM  

Post a Comment

<< Home